¿Alguna vez te has preguntado por qué esperas el regreso de alguien que se fue?
¿Qué te motiva a seguir luchando por una segunda oportunidad que tal vez nunca llegue?
¿Qué te hace pensar que esta vez las cosas serán diferentes?
No es fácil tomar una decisión cuando el corazón y la razón se contradicen, pero quizás deberías cuestionarte si merece la pena continuar esperando, o si es más conveniente poner fin a ese episodio y avanzar. A veces el amor no basta para sostener una relación, se requiere madurez, respeto y compromiso. Quizás pienses que volver a intentarlo es la mejor opción, que las cosas pueden cambiar, que el amor todo lo puede, pero no siempre es así. Hay situaciones que no se pueden arreglar, que sólo duelen e impiden avanzar. Hay momentos en los que el amor se convierte en una prisión, en una carga, en una fuente de sufrimiento. No podemos ignorar las señales de que algo no funciona, que no somos felices y nos estamos haciendo daño. Tenemos que ser honestos con nosotros mismos y aceptar que a veces lo mejor es dejar ir, cerrar un ciclo y seguir adelante. No es fácil, pero es necesario para sanar y crecer. Las segundas oportunidades no siempre tienen un final feliz, a veces se convierten en la única forma de poner fin a algo que no tiene solución y es ahí donde debes aceptar que es momento de decir adiós sin lastimarte más.
La decisión de dar una segunda oportunidad ¿Vale la pena volver?
A veces la vida puede sorprenderte con el regreso de alguien que creías olvidado, tal vez una ex pareja, un amigo, un familiar. ¿Qué harías si una persona que ya no forma parte de tu vida apareciera de repente y te pidiera otra oportunidad? No hay una única respuesta. Esta es una cuestión complicada de resolver, porque depende de muchos factores: las personas involucradas, las situaciones, el crecimiento que cada uno ha experimentado durante el tiempo de separación. ¿La gente realmente cambia? Quizás esta sea la primera pregunta que te viene a la mente y te preocupa si realmente esa persona ha cambiado. Sí, las personas pueden cambiar, pero lo hacen cuando lo quieren o lo necesitan y no cuando tú lo esperas. Cada persona madura, aprende y con el tiempo se da cuenta de las consecuencias de sus actos, esto sucede cuando cada uno está dispuesto a enfrentar sus propios miedos, no es una tarea fácil, por lo que claro, el cambio es posible.
El cambio: Motivación y tolerancia
Para cambiar realmente, se necesita más que un simple deseo. Se necesita una motivación fuerte y una tolerancia al esfuerzo, al fracaso y al aprendizaje. El cambio debe nacer de dentro de nosotros mismos, de un proceso personal de autoconocimiento y análisis profundo de nuestras emociones, pensamientos y acciones. No podemos depender de que alguien nos motive desde fuera, porque eso sería una ilusión temporal. Si alguien regresa a tu vida después de una separación reciente, puede que solo esté actuando por conveniencia o por miedo a la soledad, y no por un verdadero cambio. Puede que solo te diga lo que quieres oír, pero en el fondo nada ha cambiado, y por eso se vuelven a repetir los mismos problemas y conflictos.
Pensamientos y círculo vicioso
No caigas en la trampa de pensar que las cosas van a cambiar, que las palabras bonitas son suficientes, que el amor lo puede todo. No te mereces vivir en una mentira, en una relación donde solo das y no recibes nada a cambio, donde solo eres un objeto para satisfacer los caprichos de otro. No permitas que te manipulen, que te hagan sentir culpable por querer algo mejor, que te quiten tu dignidad y tu valor. Lo más importante es que te quieras a ti mismo, que sepas lo que vales y lo que buscas en una pareja y que te alejes de quien no te trata como te mereces. Date el espacio para curarte y madurar como individuo.
Cuestionando la realidad
Pregúntate por qué no funcionó, piensa en lo que aprendiste sobre ti mismo y lo que quieres en tus relaciones personales. Hay cosas que ya no debes tolerar en tu vida y eso aplica para cualquier tipo de relación: de amistad, de pareja o familiar. Si quieres darte una segunda oportunidad, tienes que saber cómo quieres que sean las cosas. Habla con esa persona de forma asertiva y dile lo que esperas recibir y lo que estás dispuesto a dar. Escuche su punto de vista y sus intenciones y, lo más importante, decida si acepta o no sus condiciones.
Mantente firme en tus convicciones
No importa lo que digan los demás, tú eres el dueño de tu vida y de tus decisiones. No dejes que te hagan dudar de lo que quieres, de lo que sientes, de lo que te hace feliz. No te dejes engañar por palabras bonitas que no se traducen en hechos, por promesas vacías que solo buscan retenerte con excusas que intentan justificar lo injustificable. Solo tú sabes lo que has vivido, lo que has sufrido, lo que has aprendido. Si la otra persona realmente te quiere, entonces entenderá y respetará tus metas. Si al conversar te das cuenta que ya no hay amor ni confianza entre ustedes y no hay una voluntad real de cambiar, por la razón que sea, lo mejor es ser honesto contigo mismo y con tu corazón y poner fin a una relación o una amistad que en algún momento fue muy especial, pero que ahora ya no te llena, ni te hace bien.
Reflexión
A veces las segundas oportunidades pueden terminar en un final feliz, especialmente si hay amor, afinidad, compromiso, madurez y respeto entre las dos personas y tienen ganas de seguir adelante juntas.Puede que te parezca una locura, pero a veces las cosas no salen bien a la primera y hay que darle una segunda oportunidad al amor. No todo el mundo está preparado para una relación seria y estable, y si todavía sientes algo el uno por el otro, si comparten gustos, valores y proyectos, si están dispuestos a comprometerse y respetarse quizás valga la pena intentarlo de nuevo. Si estás en esta situación, espero que este artículo te sirva de inspiración para tomar la mejor decisión para ti. Lo importante es que si decides dar otra oportunidad, no te sientas culpable, ni arrepentido por ello, porque es tu vida y sólo tú puedes elegir con quién compartirla y a quién dejar ir para siempre. Así que ojalá la decisión que tomes te llene de paz, tranquilidad y alegría.
