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Japón: La década perdida y la Burbuja económica

Japón: La década perdida y la Burbuja económica

El estancamiento económico que vivió Japón desde finales de 1991, como consecuencia del estallido de la burbuja financiera e inmobiliaria gestada desde mediados de la década de 1980.

📣 Opinión 07/02/2023
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AuriVanEmma
@AuriVanEmma

La década perdida entre 1991 y 2001

La década perdida es el término empleado para referirse al estancamiento económico que vivió japón desde finales de 1991 como consecuencia de la burbuja financiera e inmobiliaria gestada desde mediados de la década de 1980. Antes de que la burbuja de activos reventara, Japón vivió un periodo de crecimiento económico que lo situo como la mayor economía del mundo a principios de la década de 1990, hasta que dicha burbuja reventó.

Japón fue uno de los países derrotados en la Segunda Guerra Mundial, en la posguerra, antes de la burbuja, su economía se encontraba devastada y su territorio ocupado por tropas estadounidenses. El principal problema económico de Japón se encontraba en su enorme deficiencia comercial, por lo que Estados Unidos preservo su alianza con ayudas a la reestructuración económica a cambio de que Japón accediera a las demandas políticas y militares en el marco de la Guerra Fría.

 

 

Un modelo capitalista propio

Usando un modelo propio basado en un estado intervencionista y proteccionista, en Japón, el capitalismo vivió una acelerada y dinámica industrialización desde la década de 1950, estableciendo un modelo laboral a largo plazo, lo que aseguraba a los trabajadores un empleo de por vida y salario de antigüedad. Todo esto pudo lograrse con la aprobación de Estados Unidos convirtiendo al país en un estado cliente, es decir, una relación benéfica entre dos países diferentes. El país incluso logró sortear la crisis del petróleo de 1973 con notable éxito, pues el gobierno impulsó un cambió de modelo con la fusión de empresas de sectores en declive, fomentó una mayor apertura exterior y acentuó la acumulación de capital humano e inversiones en tecnología.

 

 

Japón logró durante sus cuatro décadas de milagro económico las mayores tasas de crecimiento registradas por cualquier país del mundo en ese periodo. El país logró de esta manera, junto a Europa, reducir el abismo económico y tecnológico que lo separaba de Estados Unidos y ser la primera nación no occidental en convertirse en un país desarrollado.

 

 

Comienzos de una burbuja económica

La burbuja tuvo su origen en las excesivas cuotas de préstamos que el Banco de Japón impuso a los bancos nacionales, un mecanismo de política monetaria conocido como window guidance. Japón llegó a superar en renta por habitante a Estados Unidos, gozó de pleno empleo, salarios crecientes, un muy fácil acceso a crédito barato y la bolsa de Tokio llegó a ser el primer mercado de valores del mundo, sin duda una década fructifera. Con el fin de desinflar la burbuja especulativa y mantener la inflación bajo control, el Banco de Japón elevó drásticamente las tasas de interés de los préstamos interbancarios a finales de 1989 lo que provoco el estallido de la burbuja y el colapso del mercado de valores japones en dicha década.

 

 

Las instituciones financieras recibieron inyecciones de capital por parte del gobierno y préstamos y créditos blandos del banco central, además se les permitió posponer vencimientos y el reconocimiento de pérdidas, convirtiendo a muchas instituciones en bancos zombi, siendo estos una de las razones que llevó al posterior estancamiento derivado del estallido de la burbuja. Dado el nivel de endeudamiento, muchas empresas encontraron serias dificultades para obtener financiación, a pesar de que los tipos de interés se mantuvieron por debajo del 1% desde 1994. Los tiempos difíciles de la década de 1990 provocaron que la sociedad rechazase la ostentación y otras demostraciones de riqueza, mientras que las empresas que habían dominado sus respectivas industrias en las tres décadas anteriores al estallido de la burbuja, como Toyota, Sony, Panasonic, Sharp y Toshiba tuvieron que hacer frente a una fuerte competencia de empresas extranjeras, en particular las procedentes de China y Corea del Sur.

El resultado de una década conflictiva

Muchas empresas reemplazaron a su fuerza laboral por trabajadores temporales, con menos salarios y seguridad laboral. Aun así, Japón es un caso especial, pues a pesar de su extraordinario nivel de deuda pública, esta se encuentra fundamentalmente en manos de inversores japoneses y el Banco de Japón, lo que asegura su viabilidad. En 2020, en plena pandemia de COVID-19, que dio lugar a una crisis económica mundial, Jun Saito del Centro de Investigación Económica de Japón declaró que el impacto derivado de la pandemia había dado el «golpe final» a la economía de Japón provocada por la burbuja.

 

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