...
...
Narciso y Eco.

Narciso y Eco.

La historia de Eco y Narciso nos muestra como los antiguos sabían que los dioses castigan los excesos, aún los excesos de la virtud.

➕ Extra 26/10/2022
65 2 2 5

EduBarrionuevo
@EduBarrionuevo

La mayoría de las historias que nos presentan los antiguos griegos comparten un elemento común: la tragedia; y la historia de Eco y Narciso no es la excepción. Muchos se han servido de este mito para representar en obras de arte, y hasta para denominar a ciertas psicopatologías.

A continuación, veremos qué hay detrás de esta metáfora tan usada hoy en día, el auge de la vanidad que generan algunas redes sociales y reflexionar sobre las extrañas formas que tiene el amor.

Narciso:

Para empezar, podemos contar quién era Narciso. Este joven, uno de los más hermosos de todos los mancebos que los clásicos han podido referir, era hijo de la ninfa Liríope y el río Cefiso (una unión forzada como la gran mayoría de las que se daban en los mitos); a la madre de éste, el adivino Tiresias, uno de los más famosos adivinos, cuando la madre preguntó por el porvenir de ese niño y si habría de llegar a viejo, le vaticinó:

 

“Si no se conociere. El tiempo vino a darle razón.”   

(Ovidio, Metamorfosis, libro III v.339-510)

 

Eco:

Esta ninfa fue famosa por su locuacidad y elocuencia. Como los dioses siempre castigan la demasía (aún la demasía de virtud) Juno la castigo porque, cayó en la cuenta de que Zeus la engañaba yaciendo con ninfas mientras Eco la distraía con su conversación. El castigo fue quitarle esa característica tan bella del habla y condenarla a solo poder repetir los extremos de las palabras que oía.

 

Nos cuenta Ovidio Nasón:

“Vio, pues, Eco a Narciso vagando por el campo, y al instante ardió de amor y lo siguió a hurtadillas, y más lo amaba cuanto más lo seguía; pero nunca pudo hablarle primero, porque su naturaleza se lo impedía, y hubo de esperar a que él comenzara. Y esto ocurrió, porque alguna vez que se había apartado de sus compañeros, Narciso preguntó en alta voz quién estaba presente, y Eco repitió esta última palabra. Pasmado al oírla, Narciso gritó "Ven", y ella le contestó con la misma voz. Engañado, el joven siguió hablando, y llegó a decir: —"Juntémonos." Contestó Eco con la misma palabra, y salió de la selva dispuesta a abrazarlo.

Huye Narciso, y habla: "Moriré antes que tengas poder sobre nosotros", y ella tras repetir las últimas cuatro palabras, vuelve a ocultarse en las selvas, cubre su rostro con follaje, y desde entonces habita en grutas solitarias.

Más aún: dolida por el rechazo de que fue objeto, ama todavía con mayor intensidad, y su cuerpo enflaquece y pierde todo jugo, y es ya solamente huesos y voz, y luego nada más que voz; sus huesos se hicieron piedra. Un sonido, que todos pueden oír, es cuánto de ella permanece.

Como a Eco, había despreciado el joven a otras ninfas y jóvenes. Alguien de los despreciados rogó al cielo que, por justicia, él llegara a amar sin poder adueñarse de lo que amara. Y Temis asintió al ruego tal.

Junto a una fuente clara, no tocada por hombre ni bestias ni follaje ni calor de sol, llega Narciso a descansar; al ir a beber en sus aguas mira su propia imagen y es arrebatado por el amor, juzgando que aquella imagen es un cuerpo real; queda inmóvil ante ella, pasmado por su hermosura: sus ojos, su cabello, sus mejillas y cuello, su boca y su color. Y admira cuanto es en él admirable, y se desea y se busca y se quema, y trata inútilmente de besar y abrazar lo que mira, ignorando que es sólo un reflejo lo que excita sus ojos; sólo una imagen fugaz, que existe únicamente porque él se detiene a mirarla.

Narciso y Eco, morir enamorado de uno mismo.

Narciso, Cuadro de Caravaggio.

 

Olvidado de comer y dormir, queda allí inamovible, mirándose con ansia insaciable, y quejándose a veces de la imposibilidad de realizar su amor, imposibilidad tanto más dolorosa cuanto que el objeto a quien se dirige parece, por todos los signos, corresponderle. Y suplica al niño a quien mira que salga del agua y se le una, y, finalmente, da en la cuenta de que se trata no más que de una imagen inasible, y que él mismo mueve el amor de que es víctima. Anhela entonces poder apartarse de sí mismo, para dejar de amar, y comprende que eso no le es dado, y pretende la muerte, aunque sabe que, al suprimirse, suprimiría también a aquel a quien ama.

Llora, y su llanto, al mezclar el agua, oscurece su superficie y borra su imagen, y él le ruega que no lo abandone, que a lo menos le permita contemplarla, y, golpeándose, enrojece su pecho.  Cuando el agua se sosegó y Narciso pudo verse en ella de nuevo, no resistió más y comenzó a derretirse y a desgastarse de amor, y perdió las fuerzas y el cuerpo que había sido amado por Eco.

Sufrió ésta al verlo, aunque estaba airada todavía, y repitió sus quejas y el sonido de sus golpes. Las últimas palabras de Narciso lamentaron la inutilidad de su amor, y Eco las repitió, como repitió el adiós último que aquél se dijo a sí mismo. Murió así Narciso, y, ya en el mundo infernal, siguió mirándose en la Estigia. Lo lloran sus hermanas las náyades, lo lloran las dríadas, y Eco responde a todas. Y ya dispuestas a quemar su cuerpo para sepultarlo, encuentran en su lugar una flor de centro azafranado y pétalos blancos.”

(Ovidio, Metamorfosis, libro III v.339-510)

 

Y pensando en este mito, tan poético de la literatura Romana, se ha dado forma a la figura del Narcisismo.

Según el libro de Salud Familiar de Mayo Clinic:

“El trastorno de personalidad narcisista (uno de varios tipos de trastornos de la personalidad) es un trastorno mental en el cual las personas tienen un sentido desmesurado de su propia importancia, una necesidad profunda de atención excesiva y admiración, relaciones conflictivas y una carencia de empatía por los demás. Sin embargo, detrás de esta máscara de seguridad extrema, hay una autoestima frágil que es vulnerable a la crítica más leve.” 

Libro de la Salud Familiar Mayo Clinic

El profesor Hernando Alberto Bernal Z. Magíster en Ciencias Sociales y Humanas señala que:

"El narcisismo empezó siendo una perversión, y describía “aquella
conducta por la cual un individuo da a su cuerpo propio un trato parecido al
que daría al cuerpo de un objeto sexual; vale decir, lo mira con complacencia
sexual, lo acaricia, lo mima, hasta que gracias a estos manejos alcanza la
satisfacción plena” (Freud, 1914). Pero Freud hace del narcisismo un rasgo de
conducta que aparece en muchas personas, de tal manera que “una colocación
de la libido definible como narcisismo podía entrar en cuenta en un radio más
vasto y reclamar su sitio dentro del desarrollo sexual regular del hombre” (Freud, 1914).


A Freud el narcisismo se le presenta como una barrera en el intento de
mejorar el estado del sujeto. Freud concluirá que el narcisismo no es sino “el
complemento libidinoso del egoísmo inherente a la pulsión de
autoconservación” (Freud, 1914)."

 

Imposible no pensar en este mito al escuchar a lo lejos la reverberación de algún clamor e imaginar a la enamorada Eco repitiendo las últimas silabas de nuestras palabras.

 

Eduardo.

Conversación

...
26/10/2022
L

👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻

👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻

...
26/10/2022
L

👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻

👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻