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Diario de mi melancolía: Día uno-Ya no tengo la noción correcta del tiempo

Diario de mi melancolía: Día uno-Ya no tengo la noción correcta del tiempo

Ya no tengo la noción correcta del tiempo. Mi pensamiento está completamente nublado y siento en mi cerebro toda una sustancia lechosa que me hace dudar de la realidad, aunque se me presente en todo su esplendor. Un diario a mi depresión y vacío

📣 Opinión 19/08/2023
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@el-e-lias

Día uno:

Ya no tengo la noción correcta del tiempo. Mi pensamiento está completamente nublado y siento en mi cerebro toda una sustancia lechosa que me hace dudar de la realidad, aunque se me presente en todo su esplendor. Tengo conmigo una depresión que este agosto cumple ocho años de que me fue diagnosticada. En ese entonces iniciaba mi carrera en psicología, pero la melancolía la tenía de tiempo atrás. Siempre fui un adolescente reservado y con comportamientos tristes. Los guardaba muy para mí, pensaba que era normal pasar por rachas como esas en donde es normal estar triste por haber tenido un mal día en la escuela o por alguna chica a la que uno le echa el ojo, pero termina siendo rechazado.

Pensaba que la inspiración me llegaría de poner a todo volumen música con acordes y letras que son realmente desmotivadoras. Necesitaba sentir el dolor de todo el mundo porque todo el mundo parecía no sufrir ni un mínimo de lo que yo. Fui un joven que muy tarde aprendió a ver la otredad sin los ojos del juez.

Crecí viendo como mi madre después del trabajo se encerraba en el fuerte que hacía de su cama y no hacía otra cosa más que dormir por horas toda la tarde, levantarse a tomar unas aspirinas y volver a dormir porque la rutina del día siguiente la esperaba: prepararnos a los dos para salir hacía la escuela y al trabajo respectivamente. Con el tiempo comprendí que los dolores que ella llevaba en el alma eran tanto de origen orgánico como psíquicos. Ahora con veintiséis años cargo los mismos malestares neuróticos a pesar de que nuestras historias no en mucho se asemejan.

Estando en la universidad y vivir solo hice de mi rutina una agenda para el goce: sexo con muchas mujeres, una relación tormentosa en la que herí y fui herido, estar borracho casi diario y alejar a todas las personas de mi alrededor, aunque fuera buen sujeto y los compañeros de la facultad me consideraban simpático. Fui un muy buen alumno pues desde pequeño tuve buenas habilidades para el estudio. Pero ahora no tengo ninguna habilidad que me saqué del hoyo que con ganas me dediqué a escarbar y del que no encuentro modo de huir.

El vacío en mi alma me ha llevado a intentar suicidarme tres veces. Tres ocasiones en las que a pesar de encontrarme tan solo, siempre hubo alguien que corría al encuentro de mis últimos alientos. La última vez que intenté matarme fue una mera casualidad que mi madre me encontrara en el baño con el agua fría de la regadera cayéndome en el cuerpo mientras las benzodiacepinas hacían su trabajo; llevarme al mundo de los sueños y derretir mi cuerpo en la duela fría del piso. Fue un horror el haber despertado después de un lavado de estomago y junto con ella encontrarme con el llanto de mi madre que parecía un reclamo que me llenaba de culpa por realizar lo que me dictaba mi deseo. Después de ese sueño no he vuelto a ser el mismo sujeto. Algo realmente se murió dentro de mí y ese algo está esperando que yo vuelva al ruedo en contra de mi cuerpo y vuelva a hacer un intento que pueda ser el definitivo . En fin, sólo deseaba que este mes cumplo un aniversario de vivir con este mal en el alma.

Conversación

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